sábado, 4 de febrero de 2017

Treinta años de la muerte del hispanista Gerald Brenan (1987-2017)



  

                                    (Libro en LULU: Buscando a Gerald Brenan al Sur de Granada)

 Ramón Fernández Palmeral en Yegen
 Ramón en Alhaurín de la Torre
 Ramón en el Cementerio inglés de Málaga donde está enterrado Brenan

  Brenan y su mujer Gamen con Ernest Hemingway en Churriana, años cincuenta. Se alojó en La Cónsula.



 Ramón en la antigua de Brenan en Chirriana,  hoy por fin es su casa museo




 Primera parta del libro "Buscando a Gerald Brenan al Sur de Granada" por Ramón Fernández Palmeral. 2007

 Mucho ha cambiado esta España y sus laberintos desde que usted se fuera en cuerpo pero no en alma por la laguna Estigia.  El próximo 19 de enero de 2007 se cumplirán los veinte  años de su último viaje con Caronte, a mejor vida, sí, a pasar a mejor vida, como solemos decir los más castizos, si partimos de que esta vida tiene ciertas incomodidades.   Este modesto  trabajo quiere rendirle un pequeño homenaje  particular en agradecimiento por haberme abierto los ojos en esto del investigar y del reportaje periodístico y mantener vivo el recuerdo de nuestro pasado cercano, en uno de sus mejores libros, para mí  siempre será Al sur de Granada,  un libro que siempre nos aguarda con sus secretos, siempre nos guarda alguna sorpresa como todos los verdaderos tesoros literarios. He de decirle que ha sido un libro que me gustó mucho leer y me sigue atrayendo porque me hace transportar a las costumbres que me enseñaron mis padres y mi familia oriunda de la Axarquía malacitana, unida, no separado con Granada por, la cremallera cerrada que es la Sierra Tejeda y Almijara.
    Ahora le escribo estas cuartillas con todos mis respetos, y le pido perdón de antemano por si en algo le pueden molestar mis comentarios. Tan sólo pretendo ponerle al corriente de lo que ha pasado durante estos veinte años después  de su último viaje terrenal. Quiero contarle  cómo están los estudios "brenianos" o sobre sus libros, o del lamentable estado de su Fundación y lo mucho que se le ha criticado su actitud tan británica en el ámbito sentimental. Quiero tomarme la libertad de hacerle algunas preguntas, preguntas  insidiosas de periodista ocasional e inoportuno, preguntas de asuntos personales que como hombre mediterráneo y latino que soy me activan los puntos  sensibles, es hora de rendir cuentas, como por ejemplo, por qué se marchó usted en mayo de  1930 a Inglaterra dejando a Juliana embarazada en Yegen, y luego vuelve, tres años después casado con la señora Gamel  y  adopta a la niña de Juliana, también su hija natural para llevársela a Churriana y ser educada con los modales de una lady británica, a la que no se le podía contar nada de su madre alpujarreña ni hablarle en cristiano. Y esto supuso dos despropósitos, uno privar a una madre de su hija, y dos, privar a una hija de su madre.   
     Don Gerardo, se puede ser británico pero cuando se está en la Alpujarra hay que ser más español que nunca. Pretendo seguirle los pasos que usted anduviera en Granada y en Málaga, sin acritud, tomando como guía su libro Al sur de Granada, que denominaré en adelante por sus iniciales AsdG. Quiero complementar este libro con otros libros suyos, que completen sus estancias en España. Tomaré notas, por ejemplo, de Autobiografía  y también de La Faz de España (LfdE). El primero es un diario que sin duda hemos de agradecerle, editado recientemente por la editorial  Península/Atalaya, primera edición del 2003, Barcelona, que contiene dos libros, Una vida propia (Uvp) que se editaron en inglés, Uvp en 1962, Memoria personal (Mp) en 1974, que contiene minuciosos detalles, propios de los escritores vocacionales que quieren dejar constancia para que no se olvide nada a la hora de pasarlo a los textos, como usted mismo dice sobre los diarios,  en el prefacio de Autobiografía.  Si está bastante bien hecho, puede gustar e interesar (…) carecía de tema para una novela y me di cuenta de que mi vida estaba a mano.
   El segundo libro  LfdE es un viaje literario en la primavera de 1949 en la España de la posguerra, muy valiente y crítico.  Pero dejaré a un lado la política y no entraré en El laberinto español, su libro tan apreciado por los historiadores, ardua labor  ensayística. No podemos dejar de un lado el libro de Juan Malpartida Brenan en el laberinto español, editado en Letras Libres.
Gerald Brenan, por Ramón Fdez.
    El ejemplar de AsdG que manejaré para estas cartas será la undécima edición de septiembre de 1987, de la editorial Siglo XXI de España Editores S.A., Madrid, aunque sabemos que la  primera edición la publicó usted en inglés, editado por Hamish Hamilton, 1957, sin pensar que este libro tendría tantos éxitos y fortunas y que se  traduciría al español y, sorpresa, hasta se leería entre sus antiguos amigos y vecinos de  Yegen, causándole algunos dolores de cabeza y sufrimientos, porque sépalo usted, los españoles somos muy abiertos pero que no nos gusta que nos espíen y nos critiquen a la espalda y menos en los libros.  El libro consta de 334 páginas se lo  dedicó a su amigo de siempre A Ralph Partridge, al que había conocido durante la I Guerra Mundial, estuvieron juntos en Yprés y en Armentières y en Somme. Un buen amigo que luego vino a visitarle a Yegen sobre 1920 acompañado de la joven pintora Dora Carrington y de su amigo el escritor Lytton Strachey, según usted mismo escribe en el capítulo IV (p.35) de AsdG.
    Tengo que decirle que mi primera lectura de AsdG se remonta a 1988 cuando me recomendaron mi hermana Vicky y mi cuñado Paco Capilla, un libro que me prestaron y luego compré un ejemplar  en una librería de Almería y he de confesar que  me fascinó muy gratamente, quizás el rescoldo de esas cenizas aún caliente hayan prendido en mí como el «árbol talado que aún tiene la vida», para tomar este epistolario donde me gustaría contarle cómo están los asuntos “brenianos”.
    La descabellada idea de escribirle, se debe a que, recientemente, en la primavera de 2006 empecé a maquinar un viaje a Granada, un viaje con mi mujer (Julia Hidalgo). Y como casi todos mis viajes anteriores acaban siendo literarios, en el último (8 mayo de 2005) fui a La Mancha en a buscar a Azorín con motivo del I Centenario de la salida del libro La ruta de don Quijote, y por ser también el IV centenario de publicación de la primera parte del Quijote. Ante el proyecto de mi viaje a Granada, decidimos  visitar Yegen, luego me surgió la necesidad de visitar la Huerta de San Vicente, y así, como armando un rompecabezas topé con García Lorca, y supe que usted fue el primer investigador que indagó sobre el lugar de la muerte del poeta en Nueva York, bueno en Nueva York no, sino por fusilamiento en Víznar; de quien usted dice que le conoció en Granada en casa de los Temple. Nos lo cuenta en la página 291 de AsdG, escribe:  ...y mis dos encuentros con García Lorca fueron tan insignificantes que solamente tengo un vago recuerdo de ellos. Pero cuando, años después, leí su Romancero gitano sentí cuán impregnado estaban esos poemas de la Granada de aquellos días…