BUSCANDO A JUAN BENET EN EL PANTANO DEL
PORMA
Por Ramón Fernández Palmeral
(Proyecto alfa)
(Proyecto alfa)
Juan
Benet fue ingeniero de caminos, participó en las obras del Pantano del Porma en
el norte de León, su libro Región se
escribe aquí. Hice un viaje para
recuperar la memoria de autor y su obra.
Con un whisky o sangre de dioses celtas, me
relamo los labios y subo hasta la pluma de los recuerdo encontrados con otros
recuerdos cuando me mandaron como ingeniero de camino por una larga estancia a
El Bierzo es un paisaje enlutado de verde, fuerte, muy hercúleo, casi vacuno,
que con un aire singular del que te rompe las costillas si respiras demasiado,
se te apoderas de mucho volumen, un aroma de encías de pino, castaños, gigantes y torturados castaños, una claridad
estival y un húmedo y lluvioso largo invierno, una nueva manera de ver que te
lleva a sentir la presencia de lo mágico, lo brujo y lo ancestral, extraño como
algo digno de conservarse aunque sus gemelas torres de las térmicas se
desangren en humos blancos sin ser capaces de teñir el cielo, chimeneas que
horadan el cielo Posee un sentimiento de orgullo fuera del común como el que se
puede sentir al ser único heredero, único lugar habitable de la Tierra o
manantial balsámico que cura todas las enfermedades: incluida la del deseo de
volver al origen. Sus gentes la adoran como a un santo milagroso, no ya
Santiago que es seguro de eternidad del
alma si ganas el jubileo, sino de devoción, de agradecimiento a las bondades
que a cambio se reciben. Uno tiene en la
mente la reproducción de un retrato o la litografía de un almanaque de
aquellos con paisajes suizos con lago,
barco, pinos y abetos, sierra con nieve, casas con tejados inclinados de
pizarras, una imagen de un antiguo almanaque en el cortijo de mi tía Dolores
posiblemente regalo de la cooperativas de pasas. Paisajes de encantamiento que
por desventura se había encastrado en mis sueños para no separarme jamás. Por el azar me encontraba un domingo en la
pueblo del Manzanal, puerto y puerta de
el Bierzo, a más de mil metros de altura, niebla baja, la carretera húmeda, las
gentes en sus casas, un pastor con el rebaño de ovejas, una cantina Serafín del
caminante, iba solo, a la puerta se asomó una mujer con delantal que esperaba
mi entrada triunfante, al fin no entro, es temprano para comer. Gente recia, mineros jubilados, que exigen
sus derechos con movilizaciones, es una cultura, o cortar carreteras, son gente
que no se deja pisar, se une en fuertes grupos, hacen sus asambleas y deciden
por mayoría cualquier asunto del Concejo vecinal, Pedanías o
Ayuntamientos. Camino de Santiago.
Tierra de Gil y Carrasco, Bembibre pueblo de la
poetisa Pilar Blanco, ¿dónde está el Señor de bembibre? Empecé una suave
bajada con túneles de asfalto, manchas de escombros de carbón, valles de brezos
escribiendo sobre los abuelos montes, obras paralelas de una autovía que llaman
del Noroeste, volando sobre los tejados de pizarras negras, enlutados cuervos
de una rapiña no reconocida, paso muy cerca de Albares, y de Bembibre del Sil.
No volveré al recuerdo de tu rostro. Pensé
en el camino autoviado que había dejado como una obsesión, me propuse
olvídalte como un cabrón adormecido, no sentir la humillación de tus palabras.
Allí, me hiciste pasar por un
templario que le daba consejos a un niño, un relato infantil al que titulaste
“Raúl y el templario”. El castillo
templario del siglo XII, con sus reformas de los Castro y Lemos, sus torres,
sus almenas, sus matacanes, sus paso elevado, escaleras de caracol, sus muros
como canteras para abastecer la construcción de las villanas casas. La tierra
leonesas, y el Camino de santiago ye hezio por un tiempo sentirte Templario,
gótico, románico y hasta degustador de vinos de la tierra, pero me hiciste
visible a un niño, pero invisible a los demás.
El odio es enfermedad imaginaria, la
venganza enfermedad imaginaria, el dolor enfermedad imaginaria, el amor
enfermedad imaginaria, quererte, sentirte a mi malo, vivir sin ti... sí todo
ese mundo que existe fuera de nosotros
resulta imaginario, irreal ¿qué es la muerte, la reconciliación, la protección
de una madre hacia sus hijos? Siempre las mismas pasiones en el ser humano, que
viva el amor furtivo, la reconciliación, el vino, y todas las enfermedades
imaginarias. Te vas de mi lado te levantes y te sigo, quieres salir por la
ventana nadando, vasos café mucho café borrachos soportaremos mejor la
existencia, vasos café no, copas alcohol, noche oxidadas, y tú lector que haces
ahí escuchando sin decir nada, cobarde, sin ayudarnos, soy como la imagen del
espejo no puede venir a visitarme, soy el reflejo de un ser, ¿o no estoy seguro
de ser? El premio que quisiera es ganar la vida o que me quitaran veinte años
de encima, de este encima que no estoy seguro de si es ilusionismo o
prestidigitación. Mentiras que se hacen pasar por verdad, la realidad de las
palabras, salir del valle de la muerte,
el poder de persuadir, la verosimilitud de quien soy y no puedo ser o he
sido. Elaborar un nivel de realidad para mí,
busco a un autor que me de nombre, quiero vivir entre los seres de
ficción, quiero que el narrador me de un nombre, quiero emerger a la realidad
de la irrealidad. Suplico al autor que me de un nombre o una simple inicial qué
más le cuesta, unos ojos para mirar, un pensamiento para sentir, un pasado para
hablar de mí mismo o desde dentro de mí hacia fuera, querer enamorarme de
palabras, crear palabras nuevas verosímiles que me hacen nacer en el manantial
de una novela, un cuerpo o un simple relato, sí quisiera dejar de ser una
conciencia, un reflejo de una personalidad, un ente en la punta de un
bolígrafo, quiero que me den vida, que me busquen un lugar, un espacio un
tiempo, un estilo para surgir, y si tengo suerte inmortalizarme con una
historia o con une estilo narrativo, pues es más importante ese estilo que el
tema en sí, las historias pueden ser buenas o malas, pero el estilo personal es
quien las salva del anonimato. Quiero
ser un personaje que envidie en distintos grados, que dude en distintos
niveles, que desee lo que no tiene o por el contrario sea deseado, que tienta
el ridículo de ser abucheado, que la vanidad le encarcele y le reduzca, que lo
olviden por un tiempo, que sienta un poco de soberbia, que tenga ira, que sea
perezoso al madrugar, que tenga pasiones, rebose de sentido común, que el autor
le del poder de la aventura, que se sienta culpable por lo que no hizo, que sea
perverso y esto son los personajes que más me gustan convertido es tragedia de
un Ricardo III, que sienta el placer de la estética, miedo, terror, la lujuria
del sexo, el deliro o la amenaza, o la delación y sentirse vendido traicionado.
Todo estos sentimientos y más son los que necesito, es lo que quiero, y lo que
podría ser, y lo que interpretaría, y lo que gozaría, tener para poseer una
vida así como la de un Lazarillo de Tormes, claro que es mucho pedir, me
conformaría con ser un personaje de segunda, como si todo aquello que el sobra
a unos pudieran dármelo a mí. Y son esa vida ficticia poder percibir los olores
aunque sean de alcantarillas, frutas podridas, estiércol de flores, estiércol
de palabras como amor, placer, sombras, sensitivo, me conformaría con un poco
de estiércol de libertad. Quiero un nombre, aunque en realidad, ¿qué son los
nombres?, una definición, porque mucha gente se llama igual hasta con apellidos
y no son las mismas personas por poseerlo, la gente no es el nombre, es lo que
presenta ese nombre dentro de un conjunto de la sociedad que le conoce, pues si
es desconocido es anónimo y no existe como me puede pasar a mí, sin embargo,
floto en la gruta profunda, en el miserable agujero, donde zanjan los espíritu ebrios de
conocimiento, ebrios horas inútiles, ebrios de vino del conocimiento, quiero
vino dulce y beber, y por que no seguir bebiendo, y despertar otra vez en otro
espacio sin sustentación, en la punta de un bolígrafo que patina sobre la pista
de hielo donde se ha congelado el llanto
de muchos hombres solos y desesperados, llenos de gloria como
Continuación un líquido color güisky
Una
vez lo vi detrás de mí por el espejo del cuarto de aseo, era un ser de mi
estatura, piel escamosa y cabeza de dinosaurio.
Me llevé un susto de muerte y huí del apartamento, al bajar por la
escalera vi a mi amiga hablar con dos enfermeros de la clinica universitaria,
sospeché que venían a cazar el dinosaurio invisible pero que dejaba huellas de
su existencia. Cuando en el portal llamé
a mi amiga, los dos enfermeros vinieran directamente a por mí, me cogieron de
los brazos sin darme explicaciones y me netieron en una ambulancia, odiaba a mi
amiga, y sospeché que ella colaboraba con la clínica, a la que yo no podía
regresar. ¿Cómo líbrarne de ellos, si no habla duda de que mi sangre era un
arma nueva, un arma letal deseada por cualquier gobierno, por una vez iba a
utilizar ese arma en mi beneficio para escapar de la ambulancia antes de que me
pusieran camisa de fuerza.
Me
mordí en el canto de la mano para absorber ese liquido monstruoso color whisky
y comprobar su sabor, una simple gota me dejó dormida la boca con una sabor
amargo indescriptible, escupí en un estornuda que espurre6 toda la ambulancia.
y empecé a escuchar el ta-ta~ta metálica de mordiscos al aire de dentaduras
postizas que daban bocados, luego empezaron a moverse y a atacar a todo lo que
encontraba a su alcance, como pirañas mordieron al enfermera y al conductor que
se vio obligado a detener la ambulancia, a los botes de suero, las asientos,
mis zapatos, hasta que salga de la ambulancia, mientras las dentaduras postizas
mordían todo como si tuvieran vida propia, al principio eran dentaduras humanas
luego de tiburones, de toda clase de animales.
La ciudad se había llenado de fieras, todas las gentes eran fieras de
una selva evacuada, la selva de la ciudad, y yo era el única ser humano entre
ellas.
No
sabia donde esconderme, cada taxi lo conducía un .jaguar, el Ketro lo ocupaban
manos colgados de las barras sujetadoras o ulanzabuses", los autobuses los
conducían Draguntanes e iban llenos de Thelémacos que asoman sus cuellos de pértigas
por las ventanillas, cada coche la conduce un tigre, en los bancos de los
parques rugen los elefantes e "hipopótamos" celosas con sus crías,
jamás como en aquella ocasión deseé tanto ser una fiera.
Aparecí
en el extramuros de la ciudad, en las chabolas, cuyas paredes estaban formadas
por muros de libros amontonados, los tejados forrados por hojas sueltas de
incunables, la Biblia de Gutemberg, Betato de Liábana, manuscritos todos llenos
de bestias monstruosos de la imaginación medieval, y nada de esta encontraba
explicación, en una chabola salió una mujer con bata blanca parecía mi amiga a
la cual yo creía en mi apartamento, en la mano me enseñaba un folio con un
dibujo que era una pirámide egipcia y sobre ella un gota de sangre, todo ella
podía tener explicaciones a mi Irrealidad, a mi fantasía a los efectos de algún
alucinógeno a medicamento, presagié una advertencia como que la próxima gota de
sangre se yo derramara se convertirla en pirámide en un inmenso pisapapeles
aplastando ciudades, coma meteoritos sobre los mares, bombardeando el planeta
desde el espacio. Ni amiga enfermera no
decía una palabras se ocultaba el rostro con el perfil que tenía la pirámides,
no me decía nada, me Indicaba la pirámide que venían del cielo como proyectil y
la gota de sangre encima...
(Continuará)
(Continuará)