lunes, 9 de julio de 2018

Corrector de la segunda parte del El Quijote.


Descubren la identidad del verdadero corrector de la segunda parte del Quijote

El hallazgo se ha producido gracias a la documentación de un pleito de 1635

Actualizado:En las portadas de las dos partes del Quijote aparece el nombre de Juan de la Cuesta. Hasta no hace mucho, se creía que había sido el responsable de la impresión. Pero en 2008 se descubrió que este hombre solo estuvo al frente de la imprenta hasta 1607, siempre como gerente y nunca como propietario. Por tanto, él solo pudo tocar con sus manos la primera parte de la novela, que se imprimió en 1604. La segunda, de 1615, tuvo otro corrector, y su nombre acaba de ser conocido gracias a una discusión de vecinos, ese arte tan español como Cervantes.
En 1635, María de Quiñones, propietaria de la imprenta en cuestión, denunció al Hospital de los Desamparados, que colindaba con su edificio, por abrir varias ventanas en una pared medianera. Aunque parezca una anécdota baladí, la documentación de aquel juicio nos revela la existencia de Jerónimo de Salazar, que declaró entonces que llevaba treinta años como corrector de imprenta en el lugar. «Inmediatamente llegué a la conclusión de que la segunda parte del Quijote la tuvo que corregir él. Es bastante improbable que en esa imprenta hubiese más de un solo corrector», explica Laura Puerto Moro, la investigadora responsable del hallazgo.
Los papeles del pleito que han permitido el descubrimiento
Los papeles del pleito que han permitido el descubrimiento - ABC
«Entonces, el corrector era el responsable de contrastar la lectura del original con las pruebas de imprenta. Era una persona que, en principio, tenía que tener una formación mayor que el resto de los operarios de la imprenta de la época, que debía saber gramática, ortografía, etimología… Pero todo esto siempre en teoría, porque la realidad nunca era perfecta», añade.
De hecho, según sabemos, los correctores podían añadir capítulos al libro por motivos prácticos o para agilizar la lectura. Y por eso hay diálogos del Quijote cortados por un nuevo epígrafe. También eran los responsables de unificar las normas ortotipográficas, de colocar las mayúsculas que, por lo general, en los manuscritos nunca se ponían.