miércoles, 14 de noviembre de 2018

Isabel Zendal Gómez, enfermera gallega al cuidado de 22 ángeles. 215 años






   (Retrato a lápiz, idealizado de Isabel Zendal Gómez , por Ramón Palmeral)



Isabel Zendal Gómez, enfermera al cuidado de 22 niños probetas

Por Ramón Fernández Palmeral

El próximo 30 de noviembre se cumplen los 215 años de la salida desde La Coruña, en 1803, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, dirigida  por el médico y cirujano alicantino  Francisco Javier Balmis Berenguer, y como subdirector por el  médico catalán José Salvany y Lleopart y practicantes.

 


    La rectora Isabel Zenda Gómez

    Isabel Zendal fue una enfermera gallega y rectora del Orfanato de la Caridad de La Coruña que participó la  Real Expedición Filantrópica de la  Vacuna de la viruela al cuidado de los 22 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña con edades de entre 3 y 9 (como probetas humanas)  años a territorios del Imperio español de América y Filipinas. El 30 de noviembre de 1803 partió de La Coruña la corbeta militar «María Pita» (nombre en honor de la heroína gallega María Mayor Fernández de Cámara y Pita que defendió La Coruña en 1589 del ataque del pirata inglés Drake-Norrey).

    Fue Isabel considerada en 1950 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional. En España, apenas hallamos su huella en La Coruña, donde una calle (mal rotulada como Isabel López Gandalia), a esta mujer nacida en se le atribuye una treintena de nombres, nació en Santa María de Parada, Órdenes, La Coruña en 1771, hija de Jacobo Zendal y María Gómez que murió de viruela.  Isabel era madre soltera a los veinte años, su hijo Benito Vélez  formó parte de los 22 niños. Falleció Isabel en Puebla de los Ángeles en México, se desconoce la fecha. No se conoce su retrato, por ello el pintor e ilustrador Ramón Palmeral ha realizado un retrato idealizado.
    Isabel fue uno de sus principales pilares de la expedición. Descolló, especialmente, en el cuidado de los 22 niños españoles huérfanos de Expósitos que partieron con la expedición desde La Coruña para inocular la vacuna, así como de los infantes americanos filipinos y chinos: A pesar de su valía, es una de las grandes desconocidas de esta epopeya histórica. Su nombre lo ha rescatado del olvido el periodista Antonio López Mariño, quien ha documentado su origen gallego, en el municipio de Órdenes; su nombre exacto, Isabel Zendal Gómez; y otros dos aspectos clave de la biografía de la rectora de la Casa de Expósitos del Hospital de Caridad coruñés (lugar de procedencia de la mayoría de los niños de la expedición): venía de una familia de labradores "pobres de solemnidad" y era madre soltera. Posteriormente, a partir de estos datos, el escritor Javier Moro noveló la historia en su obra «A flor de piel», publicada por Seix Barral en 2015. En ella describe a Isabel de la siguiente manera: «No se parecía a nadie ni podía compararse con ninguna otra mujer. No era de la sociedad ni del pueblo, ni rica ni pobre, ni culta ni ignorante. Era gallega, española y mexicana a la vez. Era cuidadora de niños, especialista en vacunar, enfermera”.
















domingo, 11 de noviembre de 2018

Libro ilustrado: "Mi amo Palmeral y yo". Fábula de un perro lobo





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Libro de Frico reside en Frigiliana (Málaga).
Interpretado por Ramón Fernández Palmeral
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Se sortearán ejemplares en la comida de Navidad de Espejo de Alicante el 1 de diciembre de 2018. En el Casino de Alicante.

viernes, 9 de noviembre de 2018

El Arca de la Alianza se fue a Etiopía

Así, gracias a este monarca se construyó otra Jerusalén en África.
La leyenda etíope nos cuenta que Menelik, a su mayoría de edad, visitó al rey Salomón y le dijo que era su hijo. El monarca, que dudó del muchacho, le pidió una prueba que demostrase que era hijo suyo. El joven, le entregó un anillo de oro que Salomón le dio a su madre antes de volver a Etiopía como prueba de su amor por ella. Así pues, el monarca invitó a su hijo a quedarse en Jerusalén pero el corazón de Menelik pertenecía a África y por ello debía volver a su tierra. Como regalo de despedida, Salomón le entregó a su hijo el tesoro más importante del templo de Jerusalén: el Arca de la Alianza.

Polémica entre el teatro Prinical y el Consell. Arrojados al río tenebroso.

La valoración del Principal vuelve a frenar la entrada de la Generalitat

El único acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento y el Consell es que este asumirá un tercio de los gastos del teatro sea cual sea su participación

08.11.2018 | 23:53 Las diferencias entre la tasación realizada por el Ayuntamiento de Alicante y la de la Generalitat han vuelto a ser un escollo - y ya van tres- en la firma del acuerdo por el que la Generalitat se convertirá en copropietario del Teatro Principal. Hay que remontarse al pasado mes de febrero para llegar a la primera página de esta historia que sigue sumando folios sin que se llegue a un solución.
Representantes de ambas entidades se reunieron ayer de nuevo para intentar llegar a un punto intermedio entre los 14.5 millones valorados por el consistorio y los 9 del Consell. Y aunque mostraron su buena voluntad bajando a 12 millones los primeros -fuentes de la Generalitat aseguran que esa bajada no está documentada, sino que fue de palabra- y subiendo a 10 los segundos, tendrá que ser en un posterior encuentro cuando se consiga determinar qué participación tendrá la Generalitat en el Principal. Una participación que iba a ser en principo de un tercio, al tener consignados 3 millones de euros para este objetivo, contando con la valoración de 9 millones.
Lo que sí quedo claro fue el compromiso de la Generalitat de asumir un tercio de los gastos, de manera que su aportación será igual a la de los otros propietarios, Ayuntamiento y Banco Sabadell, sea cual sea finalmente su participación en el Principal. Es decir, que si las cosas siguen como este año, cada parte pondrá para este fin 140.000 euros.
La secretaria autonómica de Modelo Económico y Financiación, María José Mira, destacó tras la reunión que «no es tan importante el porcentaje de participación que adquirirá el Consell como nuestro compromiso en la participación de los gastos y la actividad diaria».
El nuevo plazo marcado para conseguir firmar el acuerdo es un mes. «Lo que ha quedado claro es el interés conjunto para dar viabilidad a este espacio cultural».
En este sentido, la concejal de Cultura, que acudió a la reunión junto al edil de Hacienda, Carlos Castillo, destacó que «la Generalitat «debe dar un paso al frente y comprometerse presupuestariamente con la cultura de nuestra ciudad». Por su parte, Castillo se mostró convencido de que «llegaremos a un acuerdo, perfectamente defendible para ambas administraciones, porque perseguimos un mismo fin».

Cristina Martínez, redactora de Cultrua y Sociedad del diario Información de Alicate

jueves, 8 de noviembre de 2018

Perro de muestra.


Los perros de muestra

El grupo de los perros de muestra se formó a partir de los perros de rastro. Ya el historiador griego Jenofonte (siglos V-IV a.C.) menciona perros de rastro que al llegar cerca de la caza no la perseguían, sino que, olfateando con la cabeza levantada y temblando excitados, quedaban completamente inmóviles. Al principio esto se consideraba una conducta muy poco deseable en un perro cazador, pero más tarde se comprobó que esta cualidad podía explotarse y tales perros se enseñaron para que ayudaran a los cazadores a coger con red perdices y codornices y cazar con halcón.
Estos perros aprendían fácilmente a agacharse o echarse cuando habían olido al ave, y entonces se echaba la red sobre ambos; o bien a hacer con cuidado que emprendiera el vuelo el ave, la cual entonces era muerta por el halcón.
Aunque los perros de muestra actualmente también se usan para la caza de animales de pelo (liebre y conejo), se siguen utilizando principalmente para la caza de aves. Después del invento y desarrollo de las armas de fuego estos perros se convirtieron en perros de muestra.
Los perros de muestra
Braco de Weimar
Primero el perro busca y encuentra la caza por el olor, luego señala su ubicación al cazador permaneciendo de pie en lugar bien visible y mirando hacia la presa. Siguiendo órdenes, levanta la caza y luego la recobra cuando ha sido alcanzada por los disparos del cazador.
Para producir un perro de muestra de este tipo, tuvo que reprimirse el instinto cazador del perro de rastro y desarrollarse la obediencia. Esto tiene que haberse conseguido cruzando tales perros de rastro que mostraran una capacidad para encontrar, con la cabeza alta, la caza mediante el olfato con perros pastores, que son obedientes por naturaleza.
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Los perros de rastro cazan de acuerdo con sus cualidades innatas y precisan poco o ningún adiestramiento; pero en el caso de los perros de muestra, por buenas que sean sus cualidades naturales, el adiestramiento para su trabajo es una necesidad. Todo perro es cazador por naturaleza, y por lo tanto un perro de muestra necesita dirección desde temprana edad. Por instinto se complacería en perseguir a la caza, pero no se le debe dar la oportunidad de hacerlo. Si llega a coger esta costumbre, será difícil que la pierda y será inservible para trabajar como perro de muestra.
En este grupo los spaniels británicos, los épagneuls franceses y los wachtelhunds alemanes se hallan entre los perros de rastro ,al igual que el setter y el pointer. Trabajan a poca distancia, es decir, al alcance de la escopeta. Al encontrar la caza el perro debe echarse al suelo o permanecer de pie hasta que la presa ha sido alcanzada por los disparos y luego recobrarla. En terreno cubierto o muy accidentado, se espera que a veces estos perros ladren para que su dueño sepa dónde se hallan.
Los perros de muestra
Setter Irlandés
El perro de muestra continental es un perro polifacético; el propietario espera su ayuda en todas las formas de caza con arma de fuego. Sin embargo, los cazadores británicos han convertido a sus perros de muestra en especialistas, puesto que consideran que el rendimiento es menor si se hace que un perro realice diversos trabajos. Sus pointers y setters recorren el suelo en zigzag a gran velocidad y se detienen cuando han encontrado caza oliéndola. Los retrievers como el labrador están sentados tranquilamente junto a la escopeta, descubren la caza cuando ha sido alcanzada y la recobran siguiendo órdenes. Cuando la presa está sólo herida la rastrean y la llevan a su dueño.
Cuando las pruebas de campo se hicieron más populares, los perros forzosamente se hicieron más rápidos. Es en parte por esta razón por lo que en muchas razas hay una gran diferencia de tipo entre el perro de exposición y el de trabajo. El primero corresponde al estándar tal como se estableció al empezar a criar perros pura sangre y que describe al ideal perro de trabajo. No obstante, en muchas razas los perros que se utilizan actualmente para el trabajo se apartan del estándar en aspecto exterior, porque el cazador, prestando poca atención a la presencia del perro, ha seleccionado teniendo en cuenta sus cualidades de trabajo y ha escogido perros más pequeños y ligeros, los cuales son más rápidos. El criador de perros de exposición se atiene al estándar y generalmente tiene poco interés en las cualidades de trabajo.
El mejor criador para una raza de trabajo es aquél que se esfuerza por conseguir un perro que sirva para ambos fines. No elige el camino fácil, pero le dará gran satisfacción el haber conseguido finalmente obtener una estirpe de buenos trabajadores y de buen aspecto. En muchas sociedades para la cría se presta mucha atención a la conservación de las cualidades de trabajo. Algunas razas de perros de muestra continentales solamente son poseídas por cazadores. Los criadores se preocupan de que sus perros sólo vayan a parar donde se les aprovechen las cualidades. Con razón temen que las cualidades de trabajo especiales, logradas con tanto cuidado y esmero, se pierdan si gente ignorante empieza a criar.
Un perro de muestra es un compañero amigable, activo, fiel y, cuando está bien adiestrado, obediente. Es muy apreciado por numerosas personas a causa de sus muchas y atractivas cualidades. En España, uno de los mejores perros de muestra es el perro de agua español.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

"Mi amo Palmeral y yo" libro fábula, por Ramón Fernández Palmeral







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 (lectura infantil y juvenil). 118 páginas y 31 apartados

1.-YO, FRICO

Soy un perro lobo de unos quince años según la nomenclatura humana, pero de unos setenta años para los caninos. Estoy más allá que pa cá.
Obedezco al sonoro nombre de Frico, que he de confesar que no sé lo que significa. Me conviene ser un perro obediente y no llevar la contraria a mi amo, pero no del todo sumiso, pues de lo contrario me convertiría en una gallina. Lo entiendo todo y sé leer desde cachorro, cuando el señorito Emilio empezó a leer e ir a la escuela, porque somos de la misma quinta. Lo que sucede es que él tiene quince años y yo estoy en la vejez canina.
Los perros lobos somos, físicamente los más parecidos a los lobos salvajes, mis lejanos ascendientes, que siguen buscando comida en manada como en los tiempos antiguos. Pero a mí me dan de comer por mis servicios de compañía; es decir, que trabajo por la comida y por un techo, decentemente, sin matar a nadie.
A mi primos los lobos, lo que les incomoda son las cadenas al cuello, y del bozal ya no hablemos, porque  es como ponerse guantes en la boca. Pero como nunca jamás he mordido a un humano, y todos me conocen en mi pueblo de Frigiliana, a mí nunca me pusieron bozal.
Mis ojos no son muy grandes, de color cáscara de almendras dulces, flotan a ambos lados de mi cráneo alargado y peludo como dos huevos negros cuales gallinas negras de Ayan Cemani. Mi hocico es largo y acaba en una fresa de carne color ámbar oscuro. Mi olfato son mis ojos, de joven los tenía comparables al de los jabatos salvajes. Aunque mi oído agudo es como el de un lobo salvaje o un lince ibérico.
Rondaré los treinta kilos de peso, según mis cálculos, no como mucho, en la edad el cuarto cuadrante se come menos. Me dan patas cocidas de pollos y pescuezos, yo, a mi bol de comida le añado flores silvestres del jardín, que me gustan mucho como los grandes gurmés  las estrellas Michelín. Y luego me hecho una siestecita porque como dice el refrán: «El perro que duerme no lo despiertes».
Yo, si me encuentro a un gato no le hago ni caso, para qué, si no se comen y además tendría que correr como un galgo para alcanzarlo. La gata de la vecina es una torpe siamesa, con la que ni fu ni fa. Ella a su rollo y yo al mío, a vivir la vía  que son cuatro días. Nuestro gato del cortijo es amigo mío.
En mi juventud fui un perro policía, un cachorro adiestrado en la Escuela de Adiestramiento de Perros de la Guardia Civil, situado en la carretera de Colmenar en el Pardo, en Madrid. Mi adiestrador fue Palmeral cuando era un guardia civil guía destinaron al aeropuerto de Málaga, allí hicimos muy importantes servicios, a mí me dieron varias medallas por  descubrir más de 200 alijos de drogas en maletas.
Pasaron los cuadrantes de los años, me fui haciendo viejo, y empecé a perder facultades olfativas y, sobre todo, vista, más una enfermedad canina de la que no recuerdo su nombre, y por eso me jubilaron y me adjudicaron, o mejor dicho me entregaron a mi adiestrador, que por cierto también se jubiló a los 58 años, por edad. Yo era un funcionario propiedad del Estado, ahora solo soy un perro civil, más que responde al nombre de Frico.
Y como mis amos heredaron una casa, preciosa, con balcones que miran a los atardeceres, y algunas tierras, nos vivimos a vivir a Frigiliana, y aquí estamos, sin perder yo mis facultades olfativas policiales.

–Azú que peaso perro, este tonto del Frico.

Así pasan mis jubilares días, entre ofensas continuadas, sin poder morder a algunos de los que me increpan, porque como he dicho, la vida en sociedad consiste en respeto mutuo, incluso con la naturaleza porque también tiene su vida autónoma y cíclica
Incluso cuando la sombra de un pino se levanta y se pone de pie, partiendo del suelo fértil, como un fantasma, es porque el pino quiere decirnos algo. Los pinos son seres vivos con sombras animadas a las que le late su corazón de paisajes. Así es la vida en estos parajes al sur de Andalucía, con embelesado en el azul. Me echo a dormir vigilante, por si algún animal del corral necesita  para algo.  

La noche se convierte en un pozo de luna en el que el agua es cielo y los cubos planetas, así de onírico es mi mundo. Los sueños caninos son complejos, porque nuestra mente está diseña hacia el mundo desconocido de los olfatos y las orquestas de los olores. Huele a resina de pinos que vuela entre ramas de huesos o cuernos de cabras monteses o ciervos coronados. Todas las ocasiones son miméticas como lo pueden ser los rezos del viento en lo hondo del barranco de El Acebuchal, entre chopos y adelfos olorosos. Las hojas amarillas vuelan como mariposas a las que les hubieran puesto un motor de ciclones llevados por una corriente de pasos frustrados.

Por las mañanas me acerco al corral y veo cómo por un ventanuco entra el sol bendiciendo con sus rayos las plumas de oro de mi gallinas, las lanas de lirios de los borregos y el sedoso pelo de la crin del burro y los velludos lomos de las cabras. Una paloma zurita que estaba agachad sobre un carrizo de caña salió volando por el ventanuco con su crujiente aleteo de  aguilucho nuevo, precipitado.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Consideración de la lengua valenciana por Gabriel Miró, en 1928



El valenciano de estos nombres se ha quedado recogido y apretado en ellos como su sangre, y en los campos del contorno, como su geología. Es tan suyo, que los lugareños quieren hablar con el forastero en castellano, traducido rígidamente, para no desjugar y desvalorizar su lengua. Lengua suya, por complacencia posesiva, genealógica y de densidad por ser suya y ser como fue siempre, correspondiendo a su vida y a su paisaje. Si, por ejemplo, se pronuncia Famorca con la «o» cerrada y breve de Castilla, Famorca no significa más de una noticia de diccionario geográfico. Pero con la «o» grande, rotunda, la «o» exacta y verdaderamente central y valenciana, Famorca adquiere una legítima arquitectura silábica, y con ella una plasticidad topográfica y agraria; de manera que si llegásemos delante de Famorca, oyendo esa palabra prorrumpiría en nosotros la evidencia de que ese pueblo sólo así puede llamarse y pronunciarse.
Demasiado sabe Sigüenza que lo que va diciéndose del placer de los nombres comarcanos es anticientífico y todo; pero ese placer no es sólo acústico, sino que se esparce a muy nobles sentidos, penetrando en la conciencia del lenguaje. Lo que pensó de Famorca puede derivarlo de todos los pueblos suyos, y según los nombra siente un contacto humano con los primeros que los nombraron, con los que criaron allí un vínculo antropológico, que le emociona como si echara raíz en lo profundo de la tierra más vieja de esos lugares. Alcalalí, sin pensar en etimologías, Alcalalí, pequeñito y agudo como un esquilón. Agres, umbrío y ermitaño. Ya junta la imagen con la palabra, cumpliéndose en sí mismo que sus nombres, como los de los dioses para Platón, aunque no los comprendamos, son sin duda, «la exacta expresión de la verdad».

(Años y leguas", Toponimia